A las 10 de la mañana, en su casa de Torre de Obato, dará comienzo la tercera edición de las jornadas de Puertas Abiertas y a las 13,30 inagurará en EL TALLER DE FELI una exposición de aguafuertes que permanecerá durante todo el mes de abril.
Pintura y grabado, dos caras de un prisma que refleja la luz de esa llama calida y reconfortante que es Adolfo y que tenemos la suerte de tener como vecino en la Ribagorza.
www.adolforamon.com
"Cuando pienso en el grabado al aguafuerte, la primera palabra que me viene
a la cabeza, aparte de que esta técnica tiene mucha "cocina", es intimidad.
Seguramente es porque cuando se le trabaja como yo lo hago, en pequeños
formatos, la posición es recogida y con la vista a pocos centímetros de la
plancha de cinc, formando así una gran unidad entre el dibujo, la plancha y la
mano que la trabaja con pequeños movimientos. Todo muy cerca del corazón.
Luego, al dejar morder el cinc en el baño de ácido, los segundos cuentan. Una
mínima equivocación puede ser fatal y equivale a volver a empezar. También
el hacer la primera impresión es un acto de suma importancia. La plancha
entintada de manera exacta se coloca en el tórculo, el papel humedecido
encima, y encima el fieltro que se encargará de apretar el papel en los surcos
entintados. Se da marcha a la cruz del tórculo hasta que plancha, papel y fieltro
son prensados. Llega el momento mágico: una vez quitado el fieltro se levanta
el papel que ha recogido la imagen. Lánguido, húmedo sobre tu mano y en él
las líneas de tinta brillante y fresca que se entrecruzan formando tonos de un
negro de vértigo, o un solo trazo limpio y musical.
Entonces me doy cuenta de que soy director, actor y público en uno. Vieja
tarea que se repite desde el Medievo hasta nuestros días sin cambiar".
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