NOS
ALEJAMOS DEL MAR
“Todo
queda reducido
a la necesidad de rellenar espacios…”
Mirian Reyes
(Nos alejamos del mar,
matriz primigenia.
Nos vamos caminando
para dejar un puñado de huellas
antes de volver al
agua.
Hemos salido del mar
y yo juego a que me
sorprendo cada vez que lo veo
cuando, en realidad,
lo reconozco).
Mi ralea dio sus
vástagos
ya lejos de tus
orillas
y me hablaban de tu
regazo y de tus comisuras
como de la abuela que
no conocí.
La primera vez que nos
pusieron frente a frente
mi agua se reconoció
tuya.
Había un aire de
familia en mis mareas;
mas no lo supe
entonces,
ni en la playa de
fondos de arena blanca del norte de Cerdeña
donde jugaba a ser
libre;
ni en el mar caribeño
que era paisaje desde la habitación de Matanzas
donde aprendí la
verdadera pobreza;
ni en la costa, campo
de juegos, de Casablanca
donde eché de menos a
las mujeres;
ni en la marginalidad
del cabo de Ortegal
donde jugué a ser una
diosa.
Tampoco frente al
Pacífico,
que escupía aquellas
enormes algas inverosímiles,
ni sumergida en las
aguas del mar Jónico
donde quise que el
tiempo se detuviera.
No. No fue allí.
Supe que te pertenecía
un amanecer de noche sin sueño
donde me percibí al
margen de las horas
y pensé en el
significado de la palabra inmortal.
Supe que era un simple
grano de arena,
una montaña
desmenuzada,
una vanidad consunta,
un beso de sílice y
aluminio
que, tarde o temprano,
volvería a besar tu cara.
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