miércoles, 18 de septiembre de 2013

Cambiar de piel. Mojiganga 2013

        Cambiar de piel le permite a la serpiente crecer. 
       A un ser humano, habitar otros límites que los habituales, calzarse una vida ajena por un rato, jugar a ser otro, le produce el mismo efecto.
       Crecemos cuando intentamos ponernos en la piel del otro, cuando nos esforzamos por entender la pluralidad de expresiones, pensamientos y formas de vida. Es probable que ganemos en densidad humana y en compasión cuando llevamos al terreno del esfuerzo físico el juego mental de pensar como sienten otras personas y cuando tenemos que coordinar nuestra acción con la de otros. Si en este movimiento tenemos la suerte de estar acompañados por quienes saben estar y hacer -aquellos que mezclan, en la justa proporción, cariño y respeto- podemos considerarnos muy, muy afortunados. Es mi caso: tengo mucha suerte al vivir rodeada de tantas buenas personas (y, además, excelentes seres creativos) y siento, por lo mucho que recibo, un enorme agradecimiento. 
Mojiganga de Graus, muchas gracias te sean concedidas y ¡larga vida!.













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