La combinación de elementos (cuya vida útil se supone que ha terminado) con la maravillosa y versátil Arcilla polimérica, da lugar a posibilidades infinitas de creación.
Podemos elaborar objetos que, si no son funcionales, pueden ser esteticamente bellos, sugerentes, evocadores, inquietantes, arrancarnos una sonrisa, hacernos pensar o producirnos placer con su contemplación.
Os presento a Lilith. Su cabeza es una bola de plástico, de las que sirven de adorno para los árboles de Navidad, su cara es un trozo de tela de camiseta pintada; sus cabellos son de lana de la de tejer bufandas; sus brazos, piernas, pies y manos son de Arcilla polimérica; su vestido es un gorro infantil de verano cuya goma ha cedido y el corazón...el corazón de Lilith es grande, de suave tejido relleno de fibra. Estás son las partes porque toda ella es la compañera de juegos de una niña de dos años.
De la importancia del juego simbólico hablamos otro ratico.
Felices quienes saben jugar, aprended siempre de ellos.
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